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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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LA ATMÓSFERA Y LA RESPIRACIÓN

Keith E. E. Read (1981)

[ Definiciones ] Hipoxia e Hiperventilación ] Temperaturas y Descompresión ] Sistemas de Oxígeno ] Detalles esenciales ]

DEFINICIONES

La atmósfera

La atmósfera, que pesa más de 5,6 trillones de toneladas, rodea a la Tierra hasta una altura aproximada de 300 Km. y se ve impedida de escapar al espacio, debido a la fuerza de atracción de la gravedad. El Sol, situado a una distancia de 149,6 millones de kilómetros de nosotros, es nuestra fuente de energía, y, junto con la atmósfera, constituye las condiciones ambientales necesarias para la existencia de la vida en la superficie de la tierra. El hombre, pequeña criatura terrestre, sólo puede sobrevivir en los primeros 6000 m de esta envoltura gaseosa.

La atmósfera, que está formada principalmente por oxígeno y nitrógeno, contiene algo de vapor de agua y cantidades minúsculas de bióxido de carbono y gases inertes como argón, helio y criptón.

El vapor de agua es uno de los componentes invisibles del aire, como la sal es uno de los componentes invisibles del agua del mar. Mientras la cantidad de vapor de agua que puede llevar un poco de aire dependerá hasta cierto punto de la presión barométrica, está determinada en gran parte por la temperatura atmosférica. Por ejemplo, 1000 g de aire a 16º C pueden contener 11 g de vapor de agua, pero si la temperatura baja C, 6 g de esa agua se materializarán en gotitas, formando una nube, o en gotas mayores, ocasionando rocío o lluvia.

Una caloría es el calor necesario para elevar un gramo de agua en un grado de temperatura, pero se necesitan casi 600 calorías de energía solar para que un gramo de agua de la superficie terrestre pueda transformarse en vapor de agua por evaporación. En el punto de condensación estas calorías se desprenden como calor latente cuando se precipita el vapor de agua y se efectúa la formación de nubes. En la noche, bajo un cielo claro y despejado, la superficie de la tierra se enfría rápidamente por pérdida de calor por radiación, pero cuando está cubierta por una capa de nubes bajas se comporta como una tetera tapada y conserva el calor. De ese modo, el vapor de agua que origina las nubes y ayuda a la formación del tiempo meteorológico, transportando ingentes cantidades de agua y calor por la superficie de la tierra tiene una importancia que nadie supondría, dada su escasa presencia física, que constituye únicamente el 1 por 100 de la atmósfera hasta una altura de unos 20.000 metros.

A nivel del mar, la atmósfera patrón internacional se define con una temperatura de 15º C y una presión de 760 mm de mercurio. Esta presión suele expresarse como de 14,7 libras por pulgada cuadrada en los equipos de buceo y de 1013,2 milibarias (mb) en la escala de los altímetros de los aviones. Por definición, la milibaria es una presión de 1000 dinas por centímetro cuadrado y, a su vez, la dina es una unidad de fuerza que, aplicada durante un segundo a una masa de un gramo le imprime una velocidad de un centímetro por segundo (1 cm/s).

Como en el sistema internacional de medidas (S.l.) la unidad de fuerza es el neutonio -que produce una aceleración de un metro por segundo en una masa de 1 Kg.- y la de presión es el neutonio por metro cuadrado, la milibaria equivale a 100 neutonios por metro cuadrado (1mb = 100 N/m2).

La situación durante este período interino es inevitablemente bastante confusa, con una mezcla de unidades de diferentes sistemas (nos referimos al hecho de que los países anglosajones aún no han pasado completamente al sistema métrico), especialmente en aviación, y creemos que lo mejor es ofrecer datos en la forma en que es más probable que los pilotos las encuentren en los próximos años.

La ley de Dalton expresa que la presión total de una mezcla gaseosa es la suma total de las presiones parciales ejercidas por cada constituyente, y dado que el aire consta aproximadamente del 21 % de oxígeno y 78 % de nitrógeno, dedúcese que la presión parcial del oxígeno al nivel del mar es de 760 x 21/100 = 160 mm de Hg.

Las propiedades físicas de la atmósfera permiten dividirla en capas que rodean la tierra, de un modo similar a las de las cebollas. La más baja de tales capas, que es la que está en contacto con el suelo, se llama troposfera separada por la tropopausa de la estratosfera superior. La tropopausa, que varía de altura de 7.500 a 13.500 metros, es más gruesa en el ecuador y menos en los polos.

Todo aumento de altitud implica una reducción de la presión, ya que hay menos aire encima. Puesto que los gases se calientan si se les comprime (como se aprecia, por ejemplo, en una bomba de inflar neumáticos), es lógico que se enfríen si se expanden, razón por la cual en las mayores altitudes se encontraran menores temperaturas. La proporción en que se enfría el aire al crecer la altitud como consecuencia de la expansión es lo que se llama índice de degradación térmica adiabática y el índice patrón internacional de degradación térmica adiabática se define como de C por 1000 pies (301,75 m). En la tropopausa se encuentran temperaturas comprendidas entre -40 y –80º C y allí crean una paradoja climática, porque, dado que la tropopausa es más baja en aquellas regiones, será mas templada en los polos que en el ecuador. Encima, en la estratosfera, la temperatura se mantiene casi constante.

La energía solar (insolación) atraviesa la atmósfera y llega hasta el suelo. La atmósfera en sí queda poco afectada por el paso a su través de la energía solar radiante, pero se calienta desde abajo gracias a las corrientes de convección causadas por el calentamiento de la superficie de la tierra.

En la Tabla 1 se indica la relación existente entre la altitud y la presión atmosférica. Se observará que esta última disminuye logarítmicamente al crecer la altitud.

En condiciones de formación de nubes, el aire debajo de ellas que está subiendo se enfriará adiabáticamente con un índice aproximado de 3º C por cada 1000 pies (301,75 m) (índice de degradación térmica adiabática seca). Una vez alcanzado el punto de condensación y efectuándose la formación de nubes, la cesión de calor latente retardará el índice adiabático hasta un 1,5º C por cada 301,75 m (índice de degradación térmica adiabática saturada).

Tabla 1
Presión atmosférica en función de la altitud

Altitud
(ft)

Presión
(mm Hg)

Altitud
(ft)

Presión
(mm Hg)

0

760.0

20000

349.1

500

746.4

21000

334.6

1000

732.9

22000

320.8

2000

706.6

23000

307.4

3000

681.1

24000

294.4

4000

656.3

25000

281.8

5000

632.3

26000

269.8

6000

609.0

27000

258.0

7000

586.4

23000

246.8

8000

564.4

29000

236.0

9000

543.2

30000

225.6

10000

522.6

31000

215.4

11000

502.6

32000

205.6

12000

483.3

33000

196.3

13000

464.4

34000

187.3

14000

446.4

35000

178.7

15000

423.8

36000

170.3

16000

411.8

37000

162.4

17000

395.3

38000

154.8

18000

379.4

39000

147.5

19000

364.0

40000

140.7

Respiración

El aire entra en el cuerpo por la nariz, donde se filtra, templa y humidifica. Por el acto de la inspiración se lleva a los pulmones a través de la tráquea, y en ellos a los alvéolos. Aquí el oxígeno se difunde en el torrente sanguíneo por un gradiente de presión. El área de todos los alvéolos de que se dispone en los pulmones para la difusión del oxígeno es equivalente a la superficie de suelo de una habitación de 11 x 6 m, es decir 66 m2. El oxígeno se combina con la hemoglobina para formar oxihemoglobina en los hematíes y en ellos se lleva a todas las partes del cuerpo. En la presión atmosférica al nivel del mar, 100 mililitros (ml) de sangre transportarán 19 ml de oxígeno. Uno de los productos de desecho de las reacciones bioquímicas del cuerpo humano (metabolismo) es el bióxido de carbono, que se elimina mediante el torrente sanguíneo. En los pulmones, gracias al gradiente de presión, el bióxido de carbono se difunde por la membrana alveolar para entrar en el aire alveolar. desde donde, mediante el acto de la espiración, es expelido del cuerpo. El centro respiratorio del cerebro que controla el ritmo de la respiración está estimulado por las cantidades crecientes de bióxido de carbono disuelto en la sangre formando ácido carbónico. Al aumentar el tenor de ácido carbónico en la sangre crece también la acidez del cuerpo, en tanto que su disminución tiende a hacer el cuerpo más alcalino.

La capacidad total de los pulmones es de 5 litros y en reposo el hombre necesita respirar unos 8 l de aire por minuto. Un ejercicio violento aumentará esta necesidad incluso hasta 60 l por minuto. En reposo, cada respiración implicará el movimiento de medio litro de aire, que entra y sale de los pulmones: aproximadamente un décimo de su capacidad.

Dedúcese pues que los pulmones no renuevan todo el aire usado que en ellos hay en cada respiración, estado que se agrava por la extracción constante de oxígeno del aire alveolar por parte de la sangre y el aporte, también constante, de bióxido de carbono a ese aire desde el torrente sanguíneo. Como consecuencia, la composición del aire alveolar es muy diferente de la que corresponde al atmosférico, ya que contiene, además de nitrógeno y oxígeno, cantidades importantes de vapor de agua y bióxido de carbono. En el nivel del mar, la presión parcial ejercida por el contenido de vapor de agua es de 47 mm Hg. y la del bióxido de carbono es de 40 mm Hg., lo que hace que la presión del aire alveolar seco sea de 713 mm Hg. (760 - 47 = 713).

La composición del aire alveolar seco es:

            oxígeno                                  14,5 %

            nitrógeno                                80,0 %

            bióxido de carbono                5,5 %

Por eso al nivel del mar, donde la presión del oxígeno atmosférico es de 160 mm. Hg., el oxígeno alveolar queda reducido a 103 mm Hg.

Fig.1 - Relación entre la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre la presión parcial del oxígeno alveolar
En la fig. 1 se observa que subiendo a 10.000 pies (unos 3.000 m) se produce una situación en la que, aunque la presión del oxígeno alveolar ha disminuido en 40 mm Hg, la sangre está aún saturada al 90 % de su capacidad de oxígeno. El asunto es más grave por encima de los 10.000 pies, porque entonces las reducciones relativamente pequeñas de la presión del oxígeno alveolar van asociadas con disminuciones desproporcionadas de la capacidad de transportar oxígeno que la sangre tiene. Resumiendo, el hombre puede volar con seguridad y sin preocupaciones hasta los primeros 8.000 pies (2.440 m) de la atmósfera, pero en altitudes superiores a los 10.000 pies (3.000 m) su eficacia primero y su vida después queda en unas condiciones precarias sí no se ha previsto un aporte suplementario de oxígeno.

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Última modificación: 26 de Febrero de 2006