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Club de Planeadores Los Caranchos

Aeródromo:  Ruta Provincial C-45  -  ALTA GRACIA  -  Departamento Santa María  -  Provincia de Córdoba  - República Argentina


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LA CONSULTA / 99

(Publicado en el Nº 55 de la Revista Volovelismo Argentino)

 Por José Ignacio Otero

 

Clubes, participantes y planeadores:

 Nueva Zelanda: Justin Wills con su esposa Gillian con el Jantar St. 3 de Mendoza.

Mendoza: Martín José Hidalgo con el Pik-20 E II motorizado 84, Héctor Cabrera, Horacio Conalbi con el remolcador AB-180 y con el Astir, Coqui Pace y Carlos Eynard.

Zárate: Alberto Elizalde con su esposa Silvia y Thierry Fraize compartían el St. Cirrus 2.

Cañuelas: Jorge Pastor con su esposa Norma con el St. Cirrus 39, y Carlos Schmitt con su esposa Yanina, su beba Agustina (Cosa de locos: Bellísima) y Caty, con el DG-400 motorizado CS.

C.P.Córdoba: Osvaldo Livi con su esposa Ana y Luis Mazzaglia  compartían el Libelle flapeado 92, Arturo Ferreyra con el St. Cirrus KY, Jorge el “Doc” Hernández con el ASW-20 RT, y Carlos Elkin y Marcelo Perrielo con el remolcador AB-180.

Los Caranchos: José Otero y su esposa Ana con el ASW-20 CA.

 Fuimos afectuosamente recibidos por la Comisión Directiva en pleno del Aeroclub La Consulta: Luciano Cantó (Presidente), Javier Capellani (Vicepresidente), Mario Carnero (Secretario), Arturo Milost (Prosecretario), Pedro Fernández (Tesorero) y Basilio Pérez (Protesorero).

 Sábado 23/10/99

Primer día de vuelo. La montaña no trabaja bien porque está cubierta de nubes. El techo es bajo para semejantes piedras: Solo 2.000 metros. El viento del norte a 30 km./hora. Hacia la llanura se forman calles de cúmulus espectaculares. Con el KY planeamos debajo de una de las calles a 150-170 km./hora haciendo vuelo delfín y virando muy de vez en cuando. Partimos con 2.000 metros de La Consulta y en un ratito estabamos sobre Tupungato (Ciudad) a mas de 40 Km. también con 2.000 metros de altura, y así como fuimos, volvimos. Pastor se fue al sur a más de 65 km. y se le acabó el día con menos de 500 metros de altura, 30 km./hora de viento de frente y a unos 20 km. al sur, por lo que eligió un buen campo y tronó. La búsqueda fue sin novedades.

Domingo 24/10/99

Malas condiciones en general, flojo en la llanura y un poco mejor en la montaña, todos hicimos vuelo local, yo intenté subir a la meseta nevada que está al sur de la quebrada del Tunuyán y que se encontraba con una callecita de cúmulus arriba, pero estaban pintados, así que tuve que escapar por otra quebrada, y después me quedé virando una térmica en la ladera de un cerro para entrenarme - 2700 tomó Pastor.

Justin recorrió con Coqui Pace, en el motoplaneador Grob G-109 de Mendoza, toda la zona de vuelo marcando sitios aptos para tronadas.

Asado espectacular hecho por Arturo a la noche.

Justin anticipó buen día para mañana.

Lunes 25/10/99

Briefing: Primer vuelo de Justin en el Jantar St. 3, con dos planeadores atrás: Pastor con el 39 y Schmitt con el CS. Se estableció que los dos planeadores que acompañarían a Justin variarían cada día, y que por lo menos uno de los pilotos debía hablar el inglés en forma fluida. La distancia entre los planeadores sería de unos 100 metros, y si alguno se retrasaba no debía intentar alcanzar a los otros, sino que a la inversa estos lo esperarían. Convenimos que el resto se podría agrupar y seguirlos de atrás. Intentaríamos repetir el  vuelo que hizo Justin el año pasado, alcanzando el oeste de los cerros a través de Vallecitos y Uspallata, y así tal vez encontrar ondas o térmicas con techos muy superiores.

El día fue espléndido. En el Manzano, mientras viraba 4 metros firmes y me concentraba en la aguja del variómetro para sacarle más jugo a la térmica, levanto la vista y casi me infarto al ver un cóndor enorme que cruzaba por delante de la nariz del planeador a unos 2 o 3 metros, virando en sentido opuesto al mío. Era renegrido con un gran collar blanco, con el dorso de su espalda y alas también blancos. Fue tan rápido el cruce que ni se me ocurrió sacar la cámara de su posición para fotografiarlo, sino que, por el contrario, lo único a que atiné fue avisar a los otros que casi había chocado un cóndor, a lo que me respondieron con distintas apreciaciones, todas muy divertidas y algunas casi porno.

Todavía asustado por lo del cóndor, me decido a seguir solo hacia el norte, dado que no fue posible agruparnos atrás. Pude volar a gran altura, alcanzando los 2.800 metros bien metido en la base de las nubes, haciendo vuelo delfín entre nube y nube mientras contorneaba la falda de los cerros nevados del Cordón del Plata. A la altura del Cerro Tupungato, Arturo con el KY se queda bajo, pero con la alternativa de la pista de la ciudad de Tupungato, por lo que veo como se tira hacia el valle, dando la vuelta.

Al llegar a la falda del cerro de la pista de esquí de Vallecitos, veo bajo pero virando al CS de Carlos Schmitt, por lo que tomo la máxima altura y, escuchando que Justin y Jorge Pastor estaban llegando a Uspallata, decido seguir adelante. Me tiro hacia el oeste bien pegado a los cerros, pero, al hundirme en una descendente, cometo el error de meterme al centro del cañón que une Potrerillos con Uspallata por donde va el río Mendoza. Allí me hundí en una fortísima descendente perdiendo casi 1.000 metros, por lo que, con Uspallata a la vista, que se veía muy azul y con escasas hilachas de cúmulus, decidí pegar la vuelta (además eran las 5 de la tarde). Cuando viré me asusté: Tenía arriba la puerta formada en Vallecitos que tenía que cruzar para poder volver a La Consulta. Hice un go to a La Puntilla (Aeroclub pegado a la ciudad de Mendoza), el GPS me indicó 51 km. y la computadora altura de seguridad para llegar. Ante esto me tranquilicé y comencé a hacer lo que dicen los que saben: pegándome a la ladera del cerro más pequeño que está al frente de Vallecitos y que estaba bien iluminado por el sol, me encontré primero en un cero que se fue incrementando suavemente mientras ladereaba hacia el sur, hasta hacerse 3 metros firmes que me llevaron a la falda del cerro de Vallecitos, donde se sumaron a la térmica 2 o 3 cóndores y un águila de color gris azulado que me acompañaron hasta los 2.800 de la base de la nube. Dado la hora, decidí volver sobre el valle y no contorneando los cerros, a pesar de que se encontraban tapizados de cúmulus, por lo que inicié un planeo de 90 km. con la computadora asegurándome 300 metros de altura sobre la meta. Me llamó la atención no encontrar una sola térmica en los primeros 50 km. de planeo; la única que encontré estaba a la altura de la ciudad de Tupungato, me hizo ganar otros 500 metros con 2 de promedio, y largué el planeo final con tranquilidad, llegando con 800 metros sobre la pista. Pastor y Schmitt me explicaron en el briefing siguiente que yo había largado el planeo sobre la capa de inversión del valle, por lo que recién después de perder mas de 1.000 metros de altura bajé el nivel de ésta y encontré una térmica. En total volé unos 200 km.

Justin dio la vuelta al oeste al llegar a Uspallata y logró más de 6.000 metros. Pastor pegó la vuelta en Uspallata. Todos volvimos por Vallecitos. Pastor y Arturo tomaron 3800. Todos felices.

A la noche fuimos invitados a cenar en la bodega FAPES, donde fuimos agasajados personalmente por sus dueños Marco Pestalozza y su esposa Pía Ferrer. Nos sirvieron un vino exquisito tipo Malbec, peligrosísimo por lo suave y delicado. Faltaba “la Mona Giménez” cantando “Se han tomado todo el vino”.

Martes 26/10/99

Briefing : Se decide que Justin sale acompañado con el 2 con Alberto Elizalde y con el CA.

Después de cortar, con 2 y 3 metros de promedio, puedo tomar 2.800 metros sobre un gran campo arado. Mientras me acercaba a las piedras veo que el Jantar de Justin venía muy jugado al campo arado en donde me había prendido, y que con la altura que tenía no llegaba a la pista, por lo que me quedé arriba de él hasta ver su aterrizaje después de virar ceros durante unos 10 minutos. Reporté la tronada, y cuando decido volver a intentar subir a las piedras, escucho que el carro había tomado el camino equivocado, por lo que me volví, lo ubiqué y lo dirigí desde arriba. A esto se sumó Pastor, colaborando también en la guía de la búsqueda hacia el planeador. Por supuesto que mientras estabamos en estos trámites fuimos perdiendo la altura que habíamos ganado, y cuando reintentamos meternos en la quebrada del Manzano ya teníamos unos 1.200 metros, y no podíamos ingresar a la quebrada donde encontrábamos fuertes y turbulentas descendentes. Mientras tanto escuchábamos que Arturo con el KY, el “Doc” con el RT y Luis Mazzaglia con el 92 se estaban haciendo un picnic dentro del Manzano, donde pudieron hacer dinámica de nubes en su borde oeste, y alcanzaron Arturo  4900 metros, Luis 4800, y Jorge Hernández 3800. Mientras ellos volaban semejantes alturas, Jorge Pastor, Carlos Schmitt y yo estábamos en una masa de aire totalmente distinta, volando térmicas pobres, no pudiendo superar los 1.200 metros.

Miércoles 27/10/99

Briefing: Justin explica la causa de su tronada: Fuerte viento del oeste descendiendo por las quebradas, que a la salida, al chocar con obstáculos, generaba escasas térmicas fuertes, por lo que había que acercarse a las piedras con mucha altura si uno pretendía pescarlas, como lo hicieron el KY, el RT y el 92.

Estaba pasando un frente  y el techo era muy bajo, por lo que decidimos hacer un paseo a Uspallata por Tupungato. Pudimos confirmar que los campos que habíamos vistos como aterrizables a los costados del camino que une Tupungato con Potrerillos en el vuelo del día 25, realmente lo eran. El paisaje bellísimo tanto por tierra como por aire. Cuando llegamos a Uspallata recorrimos la pista, y mientras comíamos unas ricas empanadas planificamos volver el fin de semana con los planeadores y el remolcador de Mendoza.

Jueves 28/10/99

Amanece nublado pero se abre después del mediodía. El flaco Livi reemplaza a Luis Mazzaglia en el Libelle. Techo 2200. Condiciones para vuelo local. Thierry y yo intentamos entrar al Manzano pero, a pesar de que estaba iluminado y con cóndores virando, no nos podíamos prender y salíamos bastantes jugados hacia la llanura donde en dos oportunidades tuvimos que prendernos bastante bajos, pero siempre dentro del cono de seguridad. La quebrada del Tunuyán trabajó bastante bien y allí Martín Hidalgo, Pastor y Livi tomaron los 2.200 a última hora, y aterrizaron quejándose del frío.

Viernes 29/19/99

Briefing: A pesar que se preveía un techo bajo, intentaríamos repetir una ida y vuelta a Uspallata. Justin sería acompañado por el 2 con Alberto Elizalde y el CA.

Después del corte logramos 1.200 metros en el valle que se hicieron 1.900 a 2.000 rápidamente en la montaña. Nos reunimos en la salida del río Tunuyán y partimos hacia el norte. En el Manzano una térmica nos daba 4,8 metros de promedio llegando a la base de la nube acompañados por un joven cóndor (marrón) que se metía entre los planeadores; desde allí comenzamos a hacer vuelo delfín palanqueando en las térmicas pobres de solo 2 o 3 metros (que agrandado, no?), y virando solamente las de promedio superior a 4 (con solo dos o tres virajes estábamos de nuevo en la base de las nubes). Siguiendo el contorno de las montañas, con este ritmo llegamos rápidamente a la altura del cerro Tupungato. Aproximadamente a unos treinta o cuarenta kilómetros de Vallecitos comenzamos a sentir en la radio que Arturo se encontraba bajo, y que pensaba aterrizar en el camino que subía al Manzano. Después de esto Osvaldo Livi informó que Arturo no había llegado al camino y que había tenido un mal aterrizaje, intentando en vano  comunicarse con él. Realmente fueron momentos de mucha tensión. En ese momento tomé la máxima altura, y comencé el regreso. Afortunadamente intervino la mano de Dios o el destino: Carlos Elkin subía con parapentistas hacia el Manzano con intención de volar en parapente, y minutos antes había prendido el handy para estar al tanto de lo que estabamos haciendo los planeadores. Al escuchar a Osvaldo comenzó a prestar atención a los bordes del camino y ve a Arturo venir caminando desde el sitio del accidente hacia el camino. El Doc aconsejó acostarlo y yo que lo trasladaran acostado en el asiento de atrás del auto, pero de nuevo intervino la buena suerte de Arturo: el auto de los parapentistas era una Trafic (lo único que le faltaba era la cruz de ambulancia), o sea que fue llevado al Hospital de Tunuyán a escasos minutos del accidente. Jorge Hernández y yo aterrizamos y fuimos de inmediato al Hospital donde ya se le habían efectuado las radiografías y al constatarse una lesión en columna cervical, se le colocó el collarete y se lo derivó a Mendoza en ambulancia en compañía de Jorge Hernández, con quién viajó a Córdoba al día siguiente.

Esa noche Ana y  yo viajamos a Mendoza, donde pudimos constatar el buen estado general de Arturo, y que los otros estudios efectuados no revelaban lesiones sobreagregadas, por lo que regresamos contentos a La Consulta.

Sábado 30/10/99

Amaneció lloviznando y fuimos con Carlos Sorini (Inspector de la Junta de Accidentes) a rescatar el planeador, allí pudimos constatar que las alas estaban prácticamente intactas, y que lo único roto era el fuselaje (otra vez la buena suerte de Arturo).

Por la tarde desarmamos todas las máquinas y comenzamos a brindar por el renacimiento de Arturo. Dada la situación meteorológica descartamos el viaje a Uspallata, no así Carlos Schmitt que partió hacia allá con el DG-400 y su familia al día siguiente, después lo siguieron Justin y Gillian.

A la noche, en la cena de despedida, repetimos los brindis por el nuevo natalicio de Arturo. Javier Capellani nos regaló una maqueta a cada piloto con la pintura y matrícula del planeador, y  su esposa Paola una rosa a cada integrante femenina.

Para destacar:

La hospitalidad de la Comisión Directiva del Aeroclub La Consulta, la amabilidad de toda la ciudad y del personal del Casino de Oficiales donde nos alojamos. La colaboración del grupo de parapentistas amigos de Carlos Elkin que en el momento del accidente trasladaron a Arturo, nos cuidaron el planeador, y al día siguiente volvieron a la pista para interiorizarse de la salud de Arturo.

Debo resaltar la permanente presencia de Javier y Paola Capellani, siempre predispuestos a solucionar cualquier contingencia o necesidad.

La organización del “team femenino” (Norma Pastor, Silvia Elizalde, Ana Livi, Yanina Schmitt y Caty, Gillian Wills y Ana Otero) en la base: Se hicieron cargo de la radio base y de la planilla, y tan o más importante aún: Al aterrizar nos esperaban con mate, gaseosas, vino malbec FAPES, salame, queso, maní, papitas, etc., etc., etc. . . .

Para reflexionar:

La necesidad de este tipo de encuentros de vuelo en montaña con pilotos de la talla de Justin Wills, que en cada briefing se tomaba el trabajo de desburrarnos con la paciencia que implica vencer la barrera idiomática (Se traducía el briefing al castellano, y en determinado momento se hablaba en inglés, alemán y castellano con algunas frases en francés – que nivel, no? –), pero nadie se quedó afuera sin entender. Jorge Pastor y Carlos Schmitt, que indiscutiblemente tienen el mejor nivel de vuelo en montaña en Argentina, no se quedaron atrás en aportar conocimientos. Sin duda la clave es aprender que la técnica de vuelo en montaña se basa en el respeto de los conos de seguridad, y que solo después que se adquiere destreza en el vuelo de laderas o de térmicas pegadas a las piedras donde uno no tiene la referencia del horizonte, pero siempre dentro del cono de seguridad, es que se puede empezar a pensar en competir o realizar vuelos de velocidad en montaña (Que lejos estamos, no?). En lo personal puedo afirmar que el año pasado ni se me hubiera pasado por la cabeza seguir a Justin en el vuelo que hizo con el Mauri (“el que voló en onda”) en el Janus, pero este año pude seguirlo sin mayores dificultades en días de menores condiciones que las del año pasado. Esto documenta la gran importancia y validez de este tipo de encuentros.

Otra cosa que me llama a la reflexión es la ausencia de los campeones nacionales en estos encuentros. Por lo que leo y escucho, los campeonatos mundiales rara vez se realizan en llanura, y los campeones mundiales están entrenados tanto en vuelo de montaña como de llanura. Por todo esto, creo que debería estimularse la creación de centros de vuelo de montaña en lugares como La Consulta y Chos-Malal, e incentivar la concurrencia de nuestros campeones para su mejor entrenamiento antes de la concurrencia a los mundiales; después de todo tenemos el privilegio de poseer la cadena montañosa accesible al vuelo a vela más alta del mundo: Sería una pena desaprovecharlo.

P.D.: Arturo Ferreyra se recupera sin complicaciones ni secuelas de la cirugía reparadora por el porrazo recibido. Volver Arriba


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Última modificación: 26 de Febrero de 2006